Durante una parte importante de mi vida, concentrada fundamentalmente entre los 12 y los 20 años, mi reputación fue el sentido de mi existencia.
Nadie sabe los esfuerzos que he tenido que hacer por ser “guay”… Sobre todo económicamente, porque no creáis que es barato cambiar el armario ropero cada vez que los vientos soplaban de un lado diferente.
Yo he sido de todo:
Pija Cortijera, enfrascada en un maloliente Barbur que parecía que iba a salir a cazar ciervos.
Choni de pueblo. No creáis que aquello fue fácil, porque por aquella época no había en Badajoz un Bershka o un Stradivarius para conseguir fácilmente el look! Una se tenía que buscar la vida comprando aquellos pantalones de chándal con corchetes a los lados, tipo jugador de Baloncesto, como si en cualquier momento fuese a tirar de aquello y hacer un Striptease en plena calle. Además, para completar el look, chillaba cual gitana en el mercadillo, decía tacos y ordinarieces y adoraba la música “chumba-chumba” de discoteca pastillera. Discotecas pastilleras a las que no había ido en mi vida.
Mi madre aún recuerda aquellas Converse con tacones que me pillé en el mercadillo de Santa Pola. Menuda bofetada al buen gusto era aquello!!
Hija ilegítima de Kurt Kobain. Mi hermano me decía “para ser un grunge auténtico, te debe dar igual tu manera de vestir. Debes coger lo primero que pilles en el armario y salir a la calle”. No sabía lo que decía! Si hubiera cogido lo primero que había en el armario habría salido vestida de choni o de pija. Así que volví a montarle un show dramático a mi santa madre y fuimos al Corte Inglés a encontrar el look “el mundo me da igual, paso de todo, el suicidio es guay”.
Aquella época fue horrible. Mis pies no han vuelto a ser los mismos desde aquellas Martin’s de imitación, duras como piedras.
Además, el Smell like teen spirits molaba un montón, pero dos horas escuchando el disco y entendías por que el pobre de Kurt terminó zumbado. Así que entre tema y tema de Nirvana me ponía a bailar Mariah Carey en aquella habitación repleta de posters de Take that. Menuda esquizofrenia….
No penséis que la cosa acaba ahí, que he sido más cosas: jipi, popi, oficinista cachonda, hija de Satán,… Pero este no es el foco de lo que os he venido a contar hoy.
Yo lo que os quería explicar es la distorsión que la red social Facebook está creando en nuestras imágenes públicas. Ahora somos lo que decimos ser en Facebook y nuestra reputación depende de lo que ahí colgamos.
Señores, en Facebook no está lo que somos, está lo que queremos que la gente crea que somos. Y sobre todo, está lo que queremos que alguien en concreto (normalmente un tío que pasa de nosotras) crea que somos.
Lo que ocurre es que ese tío, así como el resto, estamos pensando “Sé que anoche, por muchas fotos que subieras, te aburriste y volviste a casa a las dos sin comerte una rosca…”
Pero claro, no sólo ese tío al que quieres demostrar que eres guay está mirando tus fotos… Las está viendo el mundo entero y quedarán ahí por los siglos de los siglos!!
En mi caso, desde que subí esta foto asumí que mi carrera política se había ido a la mierda…
Ahora resulta que Facebook tiene una aplicación que explica al mundo en cada momento lo que estás escuchando en el Spoti. Y claro, estoy muerta de miedo porque como he sido pija, choni, hija ilegítima de Kurt Kobain, jipi, popi, oficinista cachonda e hija de Satán,… pues lo mismo me enchufo el Guantanamera, que los Creedence Clearwater, que la Pantoja, que Vetusta Morla. Y acabo haciendo listas de Spoti de este tipo:
Tó me gusta, como a los tontos
Espero que os guste!!! Y si me ven por Facebook escuchando a la Panto justo después de los Alice in Chain, no me lo tengáis en cuenta.
Nadie sabe los esfuerzos que he tenido que hacer por ser “guay”… Sobre todo económicamente, porque no creáis que es barato cambiar el armario ropero cada vez que los vientos soplaban de un lado diferente.
Yo he sido de todo:
Pija Cortijera, enfrascada en un maloliente Barbur que parecía que iba a salir a cazar ciervos.
Choni de pueblo. No creáis que aquello fue fácil, porque por aquella época no había en Badajoz un Bershka o un Stradivarius para conseguir fácilmente el look! Una se tenía que buscar la vida comprando aquellos pantalones de chándal con corchetes a los lados, tipo jugador de Baloncesto, como si en cualquier momento fuese a tirar de aquello y hacer un Striptease en plena calle.
Mi madre aún recuerda aquellas Converse con tacones que me pillé en el mercadillo de Santa Pola. Menuda bofetada al buen gusto era aquello!!
Hija ilegítima de Kurt Kobain. Mi hermano me decía “para ser un grunge auténtico, te debe dar igual tu manera de vestir. Debes coger lo primero que pilles en el armario y salir a la calle”. No sabía lo que decía! Si hubiera cogido lo primero que había en el armario habría salido vestida de choni o de pija. Así que volví a montarle un show dramático a mi santa madre y fuimos al Corte Inglés a encontrar el look “el mundo me da igual, paso de todo, el suicidio es guay”.
Aquella época fue horrible. Mis pies no han vuelto a ser los mismos desde aquellas Martin’s de imitación, duras como piedras.
Además, el Smell like teen spirits molaba un montón, pero dos horas escuchando el disco y entendías por que el pobre de Kurt terminó zumbado. Así que entre tema y tema de Nirvana me ponía a bailar Mariah Carey en aquella habitación repleta de posters de Take that. Menuda esquizofrenia….
No penséis que la cosa acaba ahí, que he sido más cosas: jipi, popi, oficinista cachonda, hija de Satán,… Pero este no es el foco de lo que os he venido a contar hoy.
Yo lo que os quería explicar es la distorsión que la red social Facebook está creando en nuestras imágenes públicas. Ahora somos lo que decimos ser en Facebook y nuestra reputación depende de lo que ahí colgamos.
Señores, en Facebook no está lo que somos, está lo que queremos que la gente crea que somos. Y sobre todo, está lo que queremos que alguien en concreto (normalmente un tío que pasa de nosotras) crea que somos.
Lo que ocurre es que ese tío, así como el resto, estamos pensando “Sé que anoche, por muchas fotos que subieras, te aburriste y volviste a casa a las dos sin comerte una rosca…”
Pero claro, no sólo ese tío al que quieres demostrar que eres guay está mirando tus fotos… Las está viendo el mundo entero y quedarán ahí por los siglos de los siglos!!
En mi caso, desde que subí esta foto asumí que mi carrera política se había ido a la mierda…
Ahora resulta que Facebook tiene una aplicación que explica al mundo en cada momento lo que estás escuchando en el Spoti. Y claro, estoy muerta de miedo porque como he sido pija, choni, hija ilegítima de Kurt Kobain, jipi, popi, oficinista cachonda e hija de Satán,… pues lo mismo me enchufo el Guantanamera, que los Creedence Clearwater, que la Pantoja, que Vetusta Morla.
Tó me gusta, como a los tontos
Espero que os guste!!! Y si me ven por Facebook escuchando a la Panto justo después de los Alice in Chain, no me lo tengáis en cuenta.